El puente sobre las piedras del río seco, el depósito de basuras del hotel. – pierniabierto – buscándose los ojos – vertiginosa constancia – creyendo – montones de palabras. – como si el informe mejorara algo. – del derecho a un orgullo. – las voces bajaban bruscamente hasta un tono de adioses, – construía un terceto de palabras. – mucho menos rápidos que la noche, – las espaldas más tristes y disminuidas, – «Me voy a morir», explicó. – esperanzas razonables, – meses de vida. – intento de modificación del recuerdo llamativo, desagradable, – la soledad en el desencanto, el deslumbramiento bajo las luces, – hasta hacerlo capaz de cubrir todo otro remordimiento. – separados para siempre, ya de acuerdo. – el depósito de basura. – lo que estaba dejando a la otra no era el cadáver del hombre – insultantemente libres del mundo. – Me miraba sin que le importara verme, – oloroso, anacrónico; – huesos velludos – nada más que pómulos, – metiendo a empujones en el viento el sobretodo flotante que alguna vez le había ajustado en el pecho; – el viboreo de un pequeño orgullo atormentado. – la cabeza cubierta por un rebozo y afirmativa. – miraba hacia la cama con todas mis fuerzas, – sólo llegaba el ruido lento de las palabras, – el silencio luminoso y frío, – la vieja y el enfermero se adelgazaban contra la pared, – el conjunto inoportuno, – disponiéndose ya, sin presentirlo, para cualquier noche futura y violenta.

(Ambientación a través del léxico).

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