El camaleón que al final no sabía de qué color ponerse
Con la venia de Monterroso Un martes hacia finales del invierno Aquella mañana Nicolás, que está blanco, llama a la puerta y se entretiene jugando con el sombrero. Luego pasa y se tumba, mientras se pone a cuadros, a juego con el diván. –Lo...¡Soo! Perro, quieto ahí
Tuvo que beber a cuatro patas. Todos reían con crueldad. Tanto alboroto armaban que también las chicas se acercaron a mirar y a burlarse. Él supuso que Martita estaba allí y eso le daba mucha vergüenza. ¿Se estaría riendo ella también? Si estuviera seguro de que no...Quisiera que ya no fuese tarde
Nunca llegaría abajo. Balanceándose escalón a escalón, con el bolso en una mano y la gabardina bajo el brazo, Claudia sintió que se ahogaba. En un último esfuerzo, había cogido la tarjeta de “tránsito” para aventurarse en el edificio del aeropuerto de Recife, donde el...Una confidencia particular
María, Cariño. Es tarde y estaréis durmiendo. A estas horas de la madrugada en que sólo circulan unos pocos rezagados y los camioneros pasan la noche en el área de descanso, he parado a echar gasolina. ¡Por dónde empezar! Sí, ya sé: soy cobarde. Siempre me lo has...Añorando a Berta
Maraña de crías asustadas en el patio. Berridos histéricos de excitación infantil, zapatos marrones polvorientos albergaban piecitos en azul Ciudadela. Calcetines caídos, rodillas lastimadas, guardapolvo blanco –Palomita– con el lazo deshecho. Por la mañana tieso de...Nada tenía sentido
Esa tarde Numen se peleó con el gato, y como después de todo él era el dueño de la casa, ella hizo las maletas y se marchó. Ya encontraría otro lugar donde no hubiera animales molestos captando su presencia por los rincones. Pot fue implacable: no la quería bajo el...
