Escribir una novela es una obra de ingeniería. Se deben gestionar múltiples parámetros en escala gigantesca. Los relatos breves son mucho más llevaderos y divertidos, una pequeña joya a la que se puede mimar y pulir hasta el cansancio para que brille y sorprenda al lector. ¿Cuándo llegará el momento de divertirse con la novela? Sigo documentando, creando personajes, eliminando otros, cambiando escenas… Y necesito que haga calor un día concreto, cuando los informes de meteorología dicen que en esa época del año, allí, es época de lluvias…
(11/11/2012)
Hola. No es que olvide la diversión, más bien la echo de menos. Fue divertido al principio ideando la historia, creando personajes. La concentración para manejar todos los parámetros no deja mucho espacio para el jolgorio.
Es cierto que a veces organizando la trama, encajando todas las piezas del puzle para que la estructura narrativa no se desplome y buscando los recursos para enganchar al lector, uno se olvida de divertirse. Sin embargo, hay momentos en que, sentado delante del ordenador, uno se evade de tal forma que no se da cuenta de que el tiempo pasa y parece que siente algo parecido a la felicidad.