«Escribir es servidumbre y gozo», dijo Vargas Llosa al enterarse de que la Academia Sueca había decidido entregarle el garlardón. Un Premio acertado el de este año, que va a un personaje comprometido con la escritura, generoso a la hora de compartir experiencias, técnicas y conocimiento literario en los talleres en los que participa. Tuve la oportunidad de asistir a uno de ellos en la Universidad de Verano de Santander. En el aula magna abarrotada, el escritor nos contaba cómo se había generado el argumento de cada una de sus novelas. Los alumnos de Clara Obligado, en primera fila, absorbíamos sus experiencias y al finalizar la exposición, disparabamos preguntas para aprender sus trucos, mientras desde el fondo de la sala volvían una y otra vez con discursos alejados de la literatura.

En el enlace entrevista en el diario El País.

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